Testimonios

Respuesta a Una llamada - Grupo de Oración Siervas de Los Pobres de Jaén

           Quisiera poder expresar en estas líneas cómo comenzó y cómo creció el Grupo de Oración de nuestro Colegio.

          Con el titulo  estoy diciendo mucho, porque eso fue una respuesta, una respuesta a una voz que me empujaba a llevar el amor de Cristo a las familias.  Ese amor que mueve mi vida, ese amor  del Corazón de Cristo que empujó mi primera respuesta (la respuesta a seguirlo).

En mi vida Religiosa una de las facetas más importantes es la Evangelización, es decir, transmitir a los demás lo que constituye el centro de mi vida y me hace feliz, a Cristo. Lo hacía, y hago, a través de catequesis y grupos de jóvenes. Iba viendo que lo que hacía no daba mucho fruto y una sentía que el Señor me decía “trabaja con los padres, colabora a formar familias cristinas. Yo no sabía cómo. Llegue al Colegio, seguía oyendo esa voz. Un día me dije ¿Por qué no hacer un grupo de oración con los padres?.  Algo en mi interior me decía: saben quién es Dios, quien es Cristo pero no lo conocen de verdad porque no lo experimentan. Así que pensé voy a hacer un taller de oración. Se lo dije a la H. Inmaculada Sánchez y ella me animo. En una reunión de comienzo de curso lo propuse y ¡sorpresa! Acudió un buen grupo. No quiero nombrarlos a todos porque corro el peligro de dejar alguno y todos sabéis que os llevo en mi corazón, si quiero nombrar a una gran mujer que sigue en el grupo desde el cielo, Manuela; la recuerdo con inmenso cariño porque aporto cosas muy positivas.  
El Señor me iba diciendo que quería a este grupo y una de las cosas por las que me lo demostró fue poniendo en mi camino a Isabel Mª; sin ella hubiera sido muy difícil porque para que este grupo fuera adelante era necesario que alguien estuviera ese rato con los hijos de los componentes. Desde el primer momento ella respondió a la llamada de forma desinteresada; no solo los cuida ese rato sino que los forma y ayuda a que en ellos también crezca la semilla del Señor. Además en las convivencias teníamos (me imagino seguís teniendo) la ayuda de Raquel.

         Para mí fue un tiempo de gracia. Dios me hablaba a través del grupo;  en cada reunión me daba cuenta que el Señor era quien había llamado a estas personas, Él estaba haciendo su obra. Yo era su instrumento,  cada día daba gracias a Dios porque desde mi pequeñez  Él hacia su obra. Experimenté cómo las personas están deseosas de encontrarse con Dios, de conocerle. Me sorprendía gratamente viendo con qué fervor hacían oración y cómo, al comunicar lo que habían experimentado, se abrían. Me di cuenta de que las personas necesitan ese contacto con el Señor.
        Viví muchos buenos momentos. Una de las mejores experiencias fueron las convivencias, sobre todo la de Almería. En ellas se hace oración, se comparte, se crece en la amistad y se forma un auténtico grupo cristiano. El objetivo de las mismas siempre fue: conocer más a Cristo, experimentar su amor y formar una auténtica comunidad.

Todo ello desde nuestro Carisma de Siervas de los Pobres. Mi sueño era (y espero pueda llegar a serlo aunque yo ya no esté) que del grupo salieran Colaboradores de las Siervas para que nuestro Carisma (llevar el conocimiento y el amor del Corazon de Cristo…) esté cada vez más presente en esta sociedad tan necesitada (necesidades materiales pero, sobre todo, espirituales).

        Yo fui y soy un pobre instrumento en las manos de Dios, otras Hermanas siguen ahora con el Grupo; os digo desde estas líneas lo que os dije al irme de Jaén, debéis de continuar porque esa es la señal de que seguís a Cristo, no a una persona. Su Corazón  debe ser el centro del Grupo.
Que Dios os bendiga, sigo con vosotros, ahora con una presencia espiritual. El grupo fue para mí una bendición, fue un tiempo de gracia. Doy cada día infinitas gracias a Dios por haber tenido esa experiencia, doy gracias por cada uno de vosotros; doy gracias por la Comunidad de Hermanas que me apoyó, me animó y me dejaba el tiempo necesario para hacer esa tarea.

       Seguid adelante con ánimo. Pedid por mí para que allí donde el Señor me ponga sepa seguir su llamada.
Un abrazo. H. Adelina.